• Parece el disfraz para apoderarse del país y convertirlo en ¡Corte Imperial!.
• La Iglesia apoya al gobierno y se suma a los beneficios del futuro cacicazgo.
México, D. F.- El gobierno creé que en la torpeza del pueblo, cree que está discapacitado y supone que no comprende que con una policía única a nivel nacional y con el poder militar fuera de los cuarteles, se pretende construir una cúpula superior de poder y adueñarse de lo que resta del país. Es obvio que el paso siguiente es acusar al pueblo y como en tiempos de la inquisición, aplicarles con todo rigor la Ley de Extinción de Dominio. Los comunicadores serán acusados de pertenecer al crimen organizado y por ello serán perseguidos, levantados, encarcelados o asesinados, como actualmente ya está sucediendo, sólo por el hecho de denunciar lo que ven, pretendiendo servir, de alguna manera, como un freno para los abusos del poder.
El Presidente Felipe Calderón, El Gobernador Peña Nieto, El Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard, los Diputados Federales y Estatales, los Senadores y todos los representantes de los tres poderes, deberían poner coto a este tipo de maniobras, no vayan a querer hacerlo hasta que se les salga de las manos, cuando ya no se pueda hacer nada. Y si no lo hacen, quedará muy clara su complicidad en esta estrategia de algunos actores del gobierno, Iglesia y fuerzas Federales. Los asesinatos en la mayoría de los estados del norte, el enriquecimiento ilícito de algunos de nuestros gobernantes y de sus familiares, como Vicente Fox, Ernesto Cedillo, Carlos Salinas, Camilo Mouriño y muchos más, dejan ver que el pueblo no es tomado en cuenta, es humillado y abusado pero este mismo pueblo es el que en su momento pondrá las cosas en su lugar. Las fuerzas armadas institucionales, coludidas o no con el narcotráfico, y con algunos medios informativos “patitos” que alaban a los funcionarios corruptos por no dejar las dadivas alrededor de éstos y de las diferentes corporaciones gubernamentales. Los medios informativos deben de cumplir su labor, informar verazmente a la ciudadanía y no convertirse en cómplices y alcahuetes de los funcionarios deshonestos. Con tristeza vemos que nuestra hermosa República Mexicana se encuentra a un paso de la militarización, a un paso de volver al cacicazgo ancestral, o convertir al actor en turno en su “Alteza Imperial”.
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